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fotografiasdeunaepoca

 

     Supe precisamente esa noche que habia muerto Melani porque encendi las noticias de canal 5 y alli estaba el presentador vestido de Armani, con su sonrisa de dos por dos, hablando de ella como si hablara de un fantasma. Habia una foto sobrepuesta en una pantalla minuscula detrás de el en la que aparecia Melani con una sonrisa de dientes iguales y perfectos y el traje de flecos rojos que se puso el dia que le dieron el Goya por Los Intocables.

     La gente debia recordarla asi, con su juventud perfecta cruzandole el rostro de belleza. Era el rostro mas amable de Melani.

Yo habia tenido una relacion de amistad con ella dos años antes, quiza tres. Nos habiamos conocido en el Continental, que era el local de moda en Zaragoza al que iban los famosos del mundo del cine que venian de fuera para tomarse una copa. Luego estaban los amigos de Melani que trabajaban con una productora para la que ella habia hecho un par de peliculas, e hicieron de enlace entre ella y yo.

Ella estaba de paso en Zaragoza para tomar un vuelo que debia llevarla a Milan y yo vivia aquí a la busqueda de algo que no encontraba. Zaragoza era mi ciudad y era el punto en que casualmente habia recalado Melani por unas horas.

Pero luego, un buen dia, ella salio en las noticias del Canal 5 y el presentador dijo que habia muerto. A mi se me vino el mundo encima con todo su peso. Yo era el primer admirador de Melani, de entre la larga lista de admiradores que jalonaban su club de fieles al celuloide, según me parecia, y aparte de esto, su amigo. Me gustaban sus peliculas pero tambien me gustaba ella.

Creo que no pare de llorar en toda la noche. Hacia años que no lloraba con tanta fuerza, que los ojos me escocian como si me hubieran echado puñados de sal. No habia nada por lo que valiera la pena llorar en el mundo porque nada tenia solucion. Sin embargo, alli estaba yo como un niño llorando contra la almohada de mi cama, en mi casa de Zaragoza, a punto de explotar de tristeza por la noticia, y de caer  presa de la desesperacion propia de quien se siente impotente para hacer algo que no puede hacer. Me levante para ir al cuarto de baño.

Mi rostro estaba desfigurado y no parecia yo, con esas ojeras horribles hinchandome los ojos, y la barba de cuatro dias sombreando mi cara. Pobre Melani, pensaba. Pobre Melani. Pobre Melani.

Pense en llamar a sus amigos de Barcelona, que podian contarme lo que habia pasado, porque la television no daba ninguna pista sobre su muerte. Pero tampoco encontre el valor suficiente para hacerlo. Y finalmente, decidi salir a dar una vuelta por  la ciudad para ahogar mi tristeza en una copa de gin tonic y olvidar que no volveria a ver a Melani.

El Elms era un sitio acojedor para tal menester, pero estaba lleno de pijos sin remedio que pretendian importancia. Ellos tenian tres o cuatro lugares emblematicos en Zaragoza para su diversion y el Elms era uno de ellos. No creia que fuerana a dejarme entrar. Yo no encajaba dentro del arquetipo a quienes los porteros apostados en la calle facilitaran la entrada con un gesto amable. Me acerque. Una mano enorme como una pala se poso sobre mi.

- No puede pasar.

- Mire, amigo. – dije. – No tengo ganas de liarla. Mi mejor amiga ha muerto y solo quiero tomarme una copa.

- A mi eso me da igual. – dijo el tipo. – Esto es un club privado.

Juro que estuve a punto de partirle la boca de un puñetazo. Me senti ofendido con la chanza. Suena duro al oido una cosa asi, pero me di la vuelta. Y justo en ese momento, salio el empleado del local, un cincuenton con el pelo encanecido y figura esplendida, que al ver que giraba los talones para irme a otro lado, con una copa en la mano, me llamo por mi nombre. Demasiadas horas vigilando el local para no tomar nada, pense.

- Señor Rondo. – dijo. – Siento que mis muchachos le hayan tratado asi. Vamos, tomese una copa y pase.

- Me temo que me confunde con otro. – anuncie.

- Nos sentimos honrados de que haya venido esta noche.

Realmente, no se de que iba todo aquello. El tipo me habia confundido con un tal Rondo, a quien seguramente me parecia de fisico, y el habia pensando que era yo. Yo mismo habia pensado que yo no era yo al mirarme al espejo, pero no hasta el punto de creer que fuera otra persona. Si el tipo estaba convendido de que yo era otra persona, acaso alguien importante que frecuentaba el local los fines de semana, entonces podia ser interesante pasar y comprobarlo.

Yo hubiera querido irme a casa. Estaba cansado y necesitaba dormir unas horas antes de reemprender mis obligaciones y se me habian pasado las ganas de beber alcohol. Habia pasado demasiado tiempo para pretender una borrachera y regresar a casa de madrugada con la conciencia olvidada en la barra del bar. Una copa debe ser ingerida tan pronto la exigen las circunstancias.

Pero algo me impulso a entrar.

- Esta bien. – dijo. – Me va a permitir que le presente a unos amigos, si le parece bien.

Y de nuevo, la confusion flotando en el aire como una nube de humo. Todo el mundo creia que yo era Rondo y cuchicheaban palabras de admiracion a la espalda. En realidad, Rondo es uno de los apellidos con mas renombre en el mundo del periodismo de investigacion. Rondo trabajaba en el canal 5 para los servicios informativos. Claro que conocia su apellido.

No es dificil que un apellido de esa talla pase desapercibido para nadie que siga las noticias de las nueve. Sin emabargo, no creia yo que pudieran confundirme con ese Rondo.

Pensaba en un cliente asiduo al local con el mismo apellido que se dejaba caer los fines de semana para tomar una copa y mezclarse con la gente.

El dueño del Elms me hizo sentar a una mesa en compañía de un matrimonio al que no conocia de nada. Fue impactante encontrarse rodeado de loas a un trabajo del que yo no era responsable, y la mujer no dejaba de hacer preguntas. El matrimonio era joven y estaba en Zaragoza de paso, un par de noches, antes de partir a Amsterdam. Habian trabajado en el Elms y eran amigos del dueño al principio de su andadura en la noche zaragozana como empresarios. Y se alojaban en su casa de MIralbueno.

El matrimonio no tenia casa aquí, ya que vivian en algun lugar de Amsterdam, en la periferia industrial. Pero conocian a mucha gente en Zaragoza y otros lugares.

- Nos sentimos honrados de que usted este aquí. – dijo la mujer. – Hemos seguido asiduamente sus reportajes de investigacion.

- Para mi tambien es un honor. – dije por cumplir.

He de reconocer que fue divertido trastocar una identidad por la otra. Yo habia ido a emborracharme despues de lo de Melani al Elms y ahora estaba en una mesa con dos desconocidos que creian que yo era un tipo famoso, y con el que querian fotografiarse. Por lo tanto, fue la noche mas extraña de toda mi vida. Mi cara es de esas caras de tipo corriente que no dicen nada a nadie en ninguna parte. Soy un trabajador de la clase obrera, sin recursos.

Conduzco un taxi, y no gano mucho dinero para permitirme caprichos, o el capital del que puedo disponer es limitado porque mi ex mujer se lo lleva cada veintiocho de cada mes en concepto de pension alimentaria para mis dos hijos, de cinco y seis años.

El matrimonio me conto su vida. Luego me preguntaron por la mia, con la intriga propia del neofito. Sentian curiosidad acerca de mis comienzos en el mundo de la investigacion periodistica, y las preguntas eran directas y personales. Los reportajes de investigacion eran algo de moda en los medios de comunicación. Y yo podia ponerles al dia de cuantos entresijos acontecian para sacar adeltante un proyecto. En realidad, no sabia nada. Pero no hacia falta saberlo. Es facil engañar a un neofito que acepta como verdad cualquier mentira que le digas si sabes como hacerlo.

Tomamos mas copas y reimos. Yo baile dos bailes con la mujer del tipo, que tenia una pinta estupenda con aquel vestido de raso ceñido al cuerpo y sus zapatos de tacon con aguja de doce centimetros elevando sus pies. Los latinos se daban bien. Sabia mover los pies sin tropezar con una mujer entre los brazos, y el truco estaba en la cadera.

En fin, la noche fue entretenida pero no duro mucho. Y cuando regrese a casa, me encontraba cansado, y solo queria echarme a la cama. Por la mañana, al levantarme para ir al trabajo, volvi a pensar en Melani y en lo que habia ocurrido la noche anterior en el Elms. No era mas que una anécdota y la risa se habia diluido entre el humo de los cigarrillos al darme de bruces otra vez contra la realidad, plagada de fantasmas y dudas.

Hasta que esa misma tarde, en que tenia servicio con el taxi, volvio a ocurrir. Pare a un tipo en Plaza Aragon, un tipo joven con pinta de ejecutivo agresivo y un maletin de cuero colgado de su mano derecha, que me pidio una carrera hasta Miraflores. No eran horas, pense. Según conducia, me miro por el espejo retrovisor.

- Usted es Rondo. – dijo. – Ya se de que va todo esto.

- Me temo que no le entiendo. – dije.

- Claro, siempre es igual. – dijo. – Es uno de esos programas de camara oculta donde sale un famoso intentando engañar a la gente normal y corriente haciendose pasar por fontanero o taxista.

- Mire, mejor sera que se baje del taxi.

- Pero, ¡que dice!. A mi me encantan los reallity.

La broma habia resultado demasiado molesta, pense, y ya no me hacia gracia.

Es bastante curioso que esto me sucediera dos o tres veces mas en el taxi en el curso de los dias siguiente. Mi barba de cuatro dias y mi pelo desgreñado y las bolsas en los ojos me conferian el triste aspecto de un cuarenton en horas bajas que intenta salir a flote de algo, y todavia seguia pensando en Melani. Asi que achaque este cumulo de circunstancias anecdoticas a esto.

Puede que me pareciera a Rondo, despues de todo, en algun aspecto casual que cruzara mi cara y llevara a confusion. Solo que luego, al mirarme en el espejo y compararme con las fotografias de Rondo que salian en las revistas de periodismo que guardaba en casa, no veia parecido por ningun lado.

Otro dia, estaba en el taxi, se monto una madre con sus dos niños. Uno de los pequeños le dijo a la madre.

- Mama, yo conozco a este señor. Sale por la tele.

- Shhhhhhhhhhhh. – silencio niño, te equivocas.

- NO ME EQUIVOCO, EL SEÑOR SALE EN LA TELE. ES PERIODISTA.

La madre se callo. Cuando se inclino adelante para pagarme la carrera me pidio un autografo para los niños, que estaban ilusionados, y esperaban algo importante que guardar de aquel viaje en el taxi. Yo no sabia que contestar. No supe si firmar sobre un papel como Rondo y fingir que me habian descubierto a traves del espejo retrovisor, o echarme a llorar. La broma estaba resultando pesada. La madre tenia buena pinta, hermosas tetas y una boca adorable para succionar, y era amable. Asi que no quise decepcionarla.

Sus hijos tenian mucha ilusion por el hecho de que un famoso que salia por la television presentando programas accediera a firmarles un autografo en una hoja de agenda.

Y es lo que hice: Vini Rondo. La madre penso que era la anécdota mas graciosa que le habia pasado jamas.

Un periodista con fortuna y fama conduciendo un taxi por Zaragoza de incognito, al que ella habia ido a recalar con sus dos pequeños.

Confieso que la muerte de Melani llego a ser relegada a un segundo plano en comparacion con esta sarta de casualidades que me acontecian. Me reconocian a todas horas por la calle, con miradas de aprobacion, y eso no era lo peor.

Incluso la gente que habitualmente me conocia de vista, por ejemplo, en el Banco, en el Supermercado, en la Cafeteria, en la Parada del Bus, ect… todos los habituales que me trataban a diario con frecuencia, pensaban que yo era Vini Rondo. No me preguntaban por Martinez Heredia, que era alguien a quien no conocian ya, sino por Rondo.

En cambio, Vini Rondo estaba con ellos. Habia descendido al inframundo de la clase obrera para conocerla de cerca y escribir sobre todos. Necesitaba material para otro de sus reportajes de television y tenia que mezclarse con la gente del pueblo en su habitat. Convivir con ellos era la mejor forma de saber que pensaban y sentian acerca de las cosas y la mejor forma de compartir sus preocupaciones para hacerlas suyas. El pais estaba sumergido en una crisis economica brutal y los mercados bursatiles europeos, tocados de muerte. Esto nos habia afectado a todos. Y alli estaba Vini Rondo tomando notas con una estilografica.

Un dia, llame a mi madre. Estaba desesperado. Hacia tiempo que no hablaba con ella por telefono y me pondria al corriente de todo. Ella no tenia tiempo ni para si misma con su nuevo trabajo como asistente domestica para una familia de ricos con dos hijos pequeños, y yo vivia solo, asi que tampoco lo iba a tener para mi. Mi padre habia muerto en la lugubre habitacion de una pequeña clinica dos años de cancer de pulmon. Estuvo fumando dos cajetillas de rubio durante cuarenta años. Era su principal vicio para matar el estress.

No tenia muchos otros vicios, porque el alcohol no le gustaba, y las maquinas de recreo de los bares tampoco. Asi que supongo que decidio hacerlo con tabaco, que era la mejor forma de quitarse de en medio discretamente.

Mi madre se puso al aparato y le conte las anecdotas, que empezaban a inquietarme, especialmente la del taxi.

- Bueno, realmente no se a que te refieres, Vini. – dijo.

- ¿Cómo has dicho?.

- Que no se a que te refieres.

- Oh, mierda, tu tambien.

Presa de la desesperacion, colgue y encendi la television. Quiza Vini Rondo estuviera presentado otro documental de informacion en el Canal 5, para deleite de sus miles de seguidores. Las historias sobre prostitucion y drogas en el corazon de america latina le probaban bien, y yo pudiera acertar a desentrañar el misterio si su rostro aparecia en el receptor. Pero Vini no salia por ninguna parte de la pequeña pantalla. Solo anuncios de propaganda. Luego abri los periodicos del dia anterior, que se amontonaban encima de la Gran Enciclopedia Universal a la espera de una criba.

Vini, sencillamente, no existia en ellos.

Su columna de los domingos, que habitualmente salia publicada en contraportada, no estaba en el periodico, y habia un anuncio de una conocida crema hidratante para la piel que salia a color con el rostro de una hermosa modelo de television enseñando los dientes.

Asi que, bueno, supongo que esa noche el peso de miles de interrogantes aplastandome no me dejo dormir, y al dia siguiente me encontraba mal y el dolor no habia cesado. Tenia dos o tres, no lo recuerdo, mensajes de voz en el contestador del telefono. No quise abrirlos para no tener que comprometerme con nadie. Uno de ellos era de Sonia, que parecia amable y dispuesta a una tercera reconciliacion en un intento por salvar lo nuestro.

Habia salido con ella diez meses antes, pero lo habiamos dejado porque no me convencian sus formas. No era una mala chica, y no tenia nada en contra de que hiciera su vida al margen de lo nuestro. Pero habia acabado por descubrirla con Poper en el cuarto de baño del Splam, que era el elixir de los maricones, y habia otra chica por medio haciendome sombra. Finalmente, le di al botonde ON del contestador y la voz de Sonia estaba alli.

- Vini, Cariño. Quiza deberiamos hablar de lo nuestro. Lo he estado pensando. Pero la verdad….

Sali a la calle a dar una vuelta. Las mismas cosas de siempre estaban colocadas en los mismos sitios de siempre. Tome un taxi en Independencia, con la extrañeza propia de quien ha conducido taxis y ahora torna en el asiento de atrás del vehiculo su papel de conductor por el de cliente con prisas.

 

 

 

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